Estaba apoyado en la marquesina esperando el tranvía, con el pelo sobre los ojos y las manos metidas en los bolsillos de la cazadora. El tiempo pasaba despacio hasta que halló una distracción.
La chica se había sentado en el banco de al lado, tenía los ojos clavados en su libro de bolsillo y lucía las piernas más largas que nunca había visto. Se quedó observándola sin miedo a ser descubierto, con la valentía de aquellos que no tienen nada que perder.
La chica levantó la mirada y se enontró con la suya. Sonrió. Él también. Después ella se incorporó, acercándose lentamente. Su imaginación ya había comenzado a volar cuando escuchó al tranvía a su espalda y de pronto lo entendió. Demasiada suerte para un sólo día...
Qué se quede! qué no se marche en ese tranvía!
ResponderEliminarUn besito
Qué bonito.. :)
ResponderEliminarQue mala suerte hahaha
ResponderEliminarPobrecillo...pero no se puede tener todo, o tranvía o chica!
ResponderEliminarun besito con sabor a chupetin :)
a la suerte no hay que dejarla escapar..
ResponderEliminarBueno, siempre pueden coger el mismo tren :)
ResponderEliminarAjajaj pobre mira que creer que se levantaba por él!!!
ResponderEliminarBss
Esas cosas que pasan todos los días... pequeñas historias de ciudad.
ResponderEliminarConfío en que se vuelvan a encontrar en la misma estación y a la misma hora ^^
ResponderEliminarYa pasará otro tranvía. Pero no volverá a pasar lo mismo. Eso lo sé yo y ella también. Espero que no lo coja y que él tampoco coja el suyo. O que cojan el tram juntos. Si! Juntos :)
ResponderEliminarJejejeje...
ResponderEliminarjajajajajaja se ha quedado con las ganas xDDD Aunque quizás suban al mismo tranvía,jeje
ResponderEliminarUn besazo!