27 de noviembre de 2011

A la luz de una vela

vela
La luz titilante de la vela era todo lo que necesitaba para ver las letras impresas de su amarillento y ajado libro. Estaba solo, aunque podría haber tenido una bella asiática a su lado de haberlo querido. La ciudad estaba repleta de jóvenes que vendían su cuerpo a cambio de unas míseras monedas. Eso era lo que hacía el hambre y la falta de sueños.

Intentó concentrarse en la lectura mientras escuchaba los jadeos que provenían de la habitación contigua. Parejas fugaces que aunaban intereses por una sola noche. Ellos, buscando una liberación física; ellas, la supervivencia.

Las palabras volaban ante sus ojos sin revelarle su significado. Estaba demasiado cansado para aquello o puede que demasiado despierto.

Apagó la llama con sus dedos sintiendo el ardiente calor en sus yemas. De repente se sintió solo. Tan solo en aquella sucia habitación que no tardó en imaginar que era él, y no otro, el que se encontraba al otro lado de la pared.

Fotografía de MRBee30

5 comentarios:

  1. Un pedacito de una vida que me ha encantado conocer... Deberías hacer, algún día, una recopilación de los microrrelatos que escribes. So una delicia ^^

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  2. El final no me lo esperaba para nada y por eso me encanta!
    Besos :)

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  3. Bonita foto. Siempre deseamos lo que no tenemos. Bonito relato. Besos.

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  4. Un final abierto a la perpetuación de la situación que se describe tan bien en el relato, como una línea roja que, en circunstancias adversas, se puede cruzar desde los principios éticos hacia los instintos. Me ha hecho imaginar al personaje autojustificándose en un momento de debilidad y de duda: "¿Y qué remedio yo rechazándolo?"
    Un abrazo

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  5. Paso a saludarte de nuevo, María.
    No dejes de escribir ¿eh?
    Ánimo...!!!
    Besos

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