4 de mayo de 2011

Travesura

Sus pasitos se oyeron por el pasillo y cesaron cuando asomó la cabeza disimuladamente por detrás de la puerta. No había nadie en la cocina. En la carita rechoncha de Óscar se dibujó una gran sonrisa.
Con la torpeza de un niño de tres años, se encaramó a una silla para acceder hasta las doradas galletas que su madre acababa de hornear. Aún estaban calientes y su aroma inundaba toda la casa. Ávidamente se metió una en la boca y se guardó dos más en el bolsillo.
Comenzó a reírse por su travesura con los mofletes aún llenos de galleta. Nadie se iba a dar cuenta...

10 comentarios:

  1. hermoso <3
    que lindo y pequeño Oscar :)

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  2. Jajaja, seguro que nadie se daría cuenta... ¡Qué monada de niño! ^^

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  3. te sigo es hermoso tu blog genial genaial

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  4. Jijiji... típico de los niños! :) debía ser un niñito adorable.

    MUAK¡¡

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  5. A ese oscar le comía yo esos mofletes tan lindos que tiene >.<
    Pero que niño taaan lindo, por favor.

    Si fuera por mí, le daba todas las galletas del mundo.
    Besos de purpurina, alicia.

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  6. Jajajaj que niño tan dulce, todos lo hicimos de peques!

    Un beso!:)

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