Comimos el helado demasiado rápido. Sin saborear su cobertura de chocolate y almendras, sin lamer pausadamente la cremosa nata, sin dejar el barquillo para el final.
¿Y ahora qué nos queda?
Intentamos revivir las experiencias olvidadas, pero ya no hay vuelta atrás.
Preciosa metáfora.
ResponderEliminarA veces las ganas, simplemente tener ganas de, hace que todo ocurra demasiado rápido y que no podamos disfrutar de lo que estamos haciendo.
Es un error muy común, pero que mucho; pero creo que con el tiempo, uno puede aprender a saborear.
Suele suceder,.. con todo en la vida.!! lamentablemente solo nos damos cuenta de eso cuando el helado se acaba.!!
ResponderEliminarBesos lunaticos
nos queda el pasado..
ResponderEliminar..y el futuro, siempre se podrá "comprar más helado"
ResponderEliminar:)
Si, siempre se aprende a saborear.
ResponderEliminarc: Saludos!
pasa a veces que por ir demasiado rápido no disfrutamos las cosas...
ResponderEliminarExcelente pensamiento (:
ResponderEliminarMejor se daña...
Saludos!
Pero quedaran mas experiencias para vivir en el futuro
ResponderEliminarPues la próxima vez no cometeremos ese error.
ResponderEliminarMuxu bat.
Deberíamos disfrutar más de las pequeñas cosas...
ResponderEliminarUn besitooo